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La Cosmogonia Griega y La Creacion de la biblia



La cultura griega clásica es uno de los pilares de nuestra civilización occidental. Es en Grecia donde surge por primera vez la democracia, donde aparece la filosofía, pues el ser humano comienza a cuestionarse su existencia, donde el hombre se convirtió en el centro del pensamiento y en la medida de la belleza. Grecia ha dado a la Historia de la Humanidad un gran número de filósofos, historiadores, escritores, artistas y pensadores cuyas obras son reconocidas en todo el mundo.

Grecia mantuvo a lo largo de toda su historia una fuerte unidad cultural, a pesar de su diversidad geográfica y su marcada fragmentación política, ya que el poder estaba dividido entre las múltiples «polis» o ciudades-estado independientes. Estas polis eran el núcleo de la vida política y social en Grecia y entre ellas destacaron ciudades como Atenas, Olimpia, Éfeso o Pérgamo. La evolución de la estructura social griega desde una sociedad sencilla, hasta una sociedad compleja y abierta, se desarrolló paralelamente a la evolución operada en la economía, desde una estructura basada en la tierra hasta una economía monetaria y comercial. Esa evolución está también ligada al desarrollo en el campo político, donde el desarrollo de la polis supuso la desaparición de los reyes y la consolidación de la figura del ciudadano libre, al tiempo que se establecía el modelo democrático.



Dios vio que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas.

Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer día.

Entonces dijo Dios: “Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe las aguas de las aguas.”

E hizo Dios la bóveda, y separó las aguas que están debajo de la bóveda, de las aguas que están sobre la bóveda. Y fue así.

Dios llamó a la bóveda Cielos. Y fue la tarde y fue la mañana del segundo día.

Entonces dijo Dios: “Reúnanse las aguas que están debajo del cielo en un solo lugar, de modo que aparezca la parte seca.” Y fue así.

Llamó Dios a la parte seca Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares; y vio Dios que esto era bueno.

Después dijo Dios: “Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y árboles frutales que den fruto, según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra.” Y fue así.

La tierra produjo hierba, plantas que dan semilla según su especie, árboles frutales cuya semilla está en su fruto, según su especie. Y vio Dios que esto era bueno.

Y fue la tarde y fue la mañana del tercer día.

Entonces dijo Dios: “Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años.

Así sirvan de lumbreras para que alumbren la tierra desde la bóveda del cielo.” Y fue así.

E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas.

Dios las puso en la bóveda del cielo para alumbrar sobre la tierra,

para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno.

Y fue la tarde y fue la mañana del cuarto día.

Entonces dijo Dios: “Produzcan las aguas innumerables seres vivientes, y haya aves que vuelen sobre la tierra, en la bóveda del cielo.”

Y creó Dios los grandes animales acuáticos, todos los seres vivientes que se desplazan y que las aguas produjeron, según su especie, y toda ave alada según su especie. Vio Dios que esto era bueno,

y los bendijo Dios diciendo: “Sed fecundos y multiplicaos. Llenad las aguas de los mares; y multiplíquense las aves en la tierra.”

Y fue la tarde y fue la mañana del quinto día.

Entonces dijo Dios: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie: ganado, reptiles y animales de la tierra, según su especie.” Y fue así.

Hizo Dios los animales de la tierra según su especie, el ganado según su especie y los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que esto era bueno.

Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado, y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra.”

Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.

Dios los bendijo y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra.”

Dios dijo además: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os servirán de alimento.

Y a todo animal de la tierra, a toda ave del cielo, y a todo animal que se desplaza sobre la tierra, en que hay vida, toda planta les servirá de alimento.” Y fue así.

Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno. Y fue la tarde y fue la mañana del sexto día.

Así fueron terminados los cielos y la tierra y todos sus ocupantes.

El séptimo día Dios había terminado la obra que hizo, y reposó en el séptimo día de toda la obra que había hecho.

Por eso Dios bendijo y santificó el séptimo día, porque en él reposó de toda su obra de creación que Dios había hecho.

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